‘’A toda persona reflexiva le resultará evidente que solo mediante los esfuerzos unidos del género humano puede preservarse la salud y belleza de nuestro planeta’’. Alexander F. Skutch

Vista desde la parte alta de ZP Río Tiribí.
Durante todo lo que lleva este año, he continuado con mis visitas a la Zona Protectora Río Tiribí (ver Redescubriendo Río Tiribí.), lugar que por comodidad y una especial conexión que he desarrollado con sus espacios, se ha vuelto mi lugar natural más frecuentado del 2016. Este sitio nunca termina de sorprenderme, cada día que me dispongo a subir y caminar por sus senderos y alrededores, nuevas especies se van sumando a mi lista general de esta Área Silvestre Protegida, que sin duda hay que mejorar las actuales medidas de protección a sus espacios, ya que funcionan como reservorios de biodiversidad en medio de la creciente expansión urbana que cada vez más impacta nuestros bosques. Durante los meses de agosto y setiembre he realizado una serie de visitas que me han permitido tener recuerdos y avistamientos curiosos que deseo compartir con ustedes.

Zorro gris (Urocyon cinereoargenteus). Imagen con fines ilustrativos
A finales de agosto tuve una visita genial. Encontrándome aún en el camino de piedra dirigiéndome a los senderos, me detuve para observar la hermosa vista que había al fondo de un barranco, cuando de repente un animal algo grande, ágilmente cruzó el río pasando por encima de un tronco caído y rápidamente se escondió entre la maleza. Desanimado de no haber podido verlo bien, me quedé con la duda y avancé algunos pasos para ponerme a observar un pequeño Saltón Cabecicastaño (Arremon brunneinucha) comiendo una araña sobre una gran roca a la orilla del camino. Pasado aproximadamente un minuto, escuché de repente un montón de Soterrés (Troglodytidae) revoloteando y haciendo su particular cucaracheo de alerta (de hecho a mí también me alarmó) detrás de mí. Cuando volteé a ver tal desorden descubrí su causa, ¡un elegante y esbelto Zorro gris (Urocyon cinereoargenteus) a unos 10m de donde me encontraba! Este cánido (pariente de los perros) es la única especie de zorro de Costa Rica y su dieta omnívora explica por qué las aves no estaban tan felices como yo al ver este individuo, que ni chistó al observarme frente a él. Gracias a sus adaptaciones anatómicas, esta linda especie es capaz de escalar árboles incluso verticalmente, lo que le ayuda para buscar alimento y escapar de depredadores de manera efectiva.

Halcón peregrino (Falco peregrinus). Ave rapaz migratoria. Tomada de: https://www.allaboutbirds.org/guide/Peregrine_Falcon/id
Al entrar setiembre, ha llegado con él una de las épocas que posiblemente todas y todos los observadores de aves, ornitólogos y amantes de la naturaleza más esperamos y disfrutamos, la época de migración latitudinal. Sin duda la migración de especies animales es uno de los fenómenos que por tiempos inmemorables los seres humanos alrededor del mundo hemos admirado, aprovechado y estudiado, generando historias, leyendas, canciones, danzas, teorías y muchísimas expresiones de la imaginación y el ingenio.
En ese sentido, cada año tenemos la oportunidad de apreciar una enorme cantidad de aves de muy variadas familias que evitan el invierno del hemisferio Norte con dirección al Sur, pasando por México, Antillas, Centroamérica y Suramérica en búsqueda de climas más favorables y mayor fuente de alimento (partiendo de su área de reproducción y arribando a un área de invernación).
En Costa Rica entre agosto y diciembre podemos observar estos magníficos movimientos, con la llegada de Vireos, Reinitas, Ictéridos, Golondrinas, Mosqueros, Vencejos, Chorlitos, Correlimos, Patos, Rapaces, entre otros. Estos individuos que emprendieron este largo viaje, retornarán a Norteamérica entre los meses de febrero y mayo, para empezar un nuevo ciclo.

Reinita Blanco y Negro (Mniotilta varia) macho. Tomada de: https://www.allaboutbirds.org/guide/Black-and-white_Warbler/id
Una de las familias de aves migratorias que más disfruto observar son las Reinitas (Parulidae) un grupo de pequeñas, activas y carismáticas aves. Actualmente unas 33 reinitas migratorias residen en Costa Rica durante el invierno norteamericano o utilizan nuestras tierras como paso para seguir a América del Sur.
Hasta la fecha en la Zona Protectora Río Tiribí, he podido admirar algunas especies como la Reinita blanco y negro (Mniotilta varia), la Reinita Amarilla (Setophaga petechia), la Reinita Pechirrayada (Cardelliina canadensis), la Reinita cabecidorada (Protonotaria citrea) y la Reinita de Wilson (Cardellina pusila) forrajeando a través de todos los estratos del bosque, especialmente en

Reinita Pechirrayada (Cardellina canadensis). Tomada de: https://www.allaboutbirds.org/guide/Canada_Warbler/id
los bordes y parches parcialmente abiertos. Estas aves las he encontrado más frecuentemente en bandadas mixtas, con excepción de la reinita cabecidorada la cual generalmente la he visto solitaria. A estas bandadas mixtas se les han sumado especies residentes como la Tangara de Monte Ojeruda (Chlorospingus flavopectus), el Colaespina Carirroja (Cranioleuca erythrops) y la Reinita Cabecicastaña (Basileuterus rufifron).
Un día, mientras observaba el espectáculo de estas bandadas mixtas, una hembra de Cabezón Cejiblanco (Pachyramphus albogriseus) se hizo presente a una distancia relativamente cercana a la bandada, sin embargo se mantuvo solitaria buscando insectos y perchándose tranquilamente por largos períodos de tiempo, permitiendo poder observar su hermoso

Cabezón Cejiblanco hembra (Pachyramphus albogriseus). Tomada de: http://www.hbw.com/ibc/species/black-and-white-becard-pachyramphus-albogriseus
patrón de coloración (fácilmente confundible con el de un Tiránido) y sus extraños movimientos de cabeza. Esta rara especie es bastante difícil de avistar y en conjunto con su pariente el Cabezón ondeado (Pachyramphus versicolor) y el Semillero azulado (Amaurospiza concolor) han sido de los avistamientos que últimamente me han traído mucha satisfacción por ser especies complicadas.
Para finalizar quiero hacer conciencia sobre la importancia de la recuperación de espacios disponibles (jardines, plazas, parques, zonas comunes, terrenos baldíos) en nuestras ciudades para la siembra de árboles y arbustos nativos. Con la fragmentación y destrucción de los hábitats naturales, es sumamente necesario que las ciudades de cierta forma permitan crear o restaurar una conexión biológica entre los fragmentos de bosque existentes tales como Tiribí, Los Altos del Tablazo, Loma de Salitral, Cerros de Escazú, El Rodeo, La Carpintera, entre otros, teniendo múltiples beneficios socio-ambientales. ¡Eduquémonos, tomemos conciencia y organicemonos, porque cada acción cuenta!
¡Saludos y buen inicio de semana!
Wow! Que interesante su forma de redactar me fui en el ride a Tiribi mientras leía esto! Y muy interesante la información que compartes!!
Gracias por compartir y muchos éxitos!
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Hola Ingrid. Muchas gracias por tu comentario, Que bueno que te gustara y lograra ese sentimiento en vos.
¡Saludos y pura vida!
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